Imaginate despertar en una finca rodeada de viñedos y olivares, sin más sonidos que el de las aves. Un lugar tan íntimo que invita a la relajación.
Pasá el día leyendo un buen libro, refrescándote en la piscina o caminando entre las vides.
Mientras cae el sol vas a poder degustar una copa de malbec de su propia producción, en medio de un paraje encantador.
Disfrutá además una experiencia de bodega personalizada y súper completa para conocer el detrás de escena de la elaboración de vinos.